martes, 27 de abril de 2010

A.∙.L.∙.G.∙.D.∙.G.∙.A.∙.D.∙.U.∙.
LOGIA SIMBOLICA “NUEVO ORDEN Nº 41” ORIENTE DE MANTA
LA IGLESIA Y LA MASONERÍA




INTRODUCCIÓN


A lo largo de su historia la Iglesia católica ha condenado y desaconsejado a sus fieles la pertenencia a asociaciones que se declaraban ateas y contra la religión, o que podían poner en peligro la fe. Entre estas asociaciones se encuentra la masonería.


Actualmente, la legislación católica se rige por el Código de Derecho Canónico promulgado por el Papa Juan Pablo II el 25 de enero de 1983, que, en su canon 1374, señala:


"Quien se inscribe en una asociación que maquina contra la Iglesia debe ser castigado con una pena justa; quien promueve o dirige esa asociación ha de ser castigado con entredicho".
Esta nueva redacción, sin embargo, supuso dos novedades respecto al Código vigente en 1917: la pena no es automática y no se menciona expresamente a la masonería como asociación que conspire contra la Iglesia.


Previendo posibles confusiones, un día antes de que entrara en vigor la nueva ley eclesiástica del año 1983, fue publicada una declaración firmada por el Cardenal Joseph Ratzinger, en ese entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En ella se señala que el criterio de la Iglesia no ha variado en absoluto con respecto a las anteriores declaraciones, y la nominación expresa de la masonería se había omitido por incluirla junto a otras asociaciones. Se indica, además, que los principios de la masonería siguen siendo incompatibles con la doctrina de la Iglesia, y que los fieles que pertenezcan a asociaciones masónicas no pueden acceder a la Sagrada Comunión.
En este sentido, la Iglesia ha condenado siempre la masonería. En el siglo XVIII los Papas lo hicieron con mucha más fuerza, y en el XIX persistieron en ello. En el Código de Derecho Canónico de 1917 se excomulgaba a los católicos que dieran su nombre a la masonería, y en el de 1983 el canon de la excomunión desaparece, junto con la mención explícita de la masonería, lo que ha podido crear en algunos la falsa opinión de que la Iglesia poco menos que aprueba a la masonería

DESARROLLO


Es difícil hallar un tema —explica Federico R. Aznar Gil, en su ensayo La pertenencia de los católicos a las agrupaciones masónicas según la legislación canónica actual (1995)— sobre el que las autoridades de la Iglesia católica se hayan pronunciado tan reiteradamente como en el de la masonería: desde 1738 a 1980 se conservan no menos de 371 documentos sobre la masonería, a los que hay que añadir las abundantes intervenciones de los dicasterios de la Curia Romana y, a partir sobre todo del Concilio Vaticano II, las no menos numerosas declaraciones de las Conferencias Episcopales y de los obispos de todo el mundo. Todo ello está indicando que nos encontramos ante una cuestión vivamente debatida, fuertemente sentida y cuya discusión no se puede considerar cerrada.


Casi desde su aparición, la masonería generó preocupaciones en la Iglesia. Clemente XII, en "In eminenti", había condenado a la masonería. Más tarde, León XIII, en su encíclica "Humanum genus", de 20 de abril de 1884, la calificaba de organización secreta, enemigo astuto y calculador, negadora de los principios fundamentales de la doctrina de la Iglesia. Manifestaba la preocupación de la Iglesia ante la gravedad del avance de la Masonería en Italia, cuyo principal objetivo es "insultar al Papado, intentando reemplazar la Fe Católica, con la más absoluta libertad de examinación, de criterio, de pensamiento, y de consciencia"
En el canon 2335 del Código de Derecho Canónico de 1917 establecía que "los que dan su nombre a la secta masónica, o a otras asociaciones del mismo género, que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas, incurren ipso facto en excomunión simplemente reservada a la Sede Apostólica".


Las siguientes son las bulas papales mediante las cuales la Iglesia persiguió a la Masonería:

• “In Eminenti Apostolatus Specula” de Clemente XII del 24 de abril de 1738. (Sobre esta encíclica se basó Felipe V en l740 para legislar en contra de los masones, ejemplo que se imitó en el Real Decreto del 2 de Julio de l751 y otras sucesivas medidas de las autoridades españolas hasta hace algunos años, en que el gobierno franquista condenaba el “delito de Masonería” con una pena mínima de doce años de prisión);
• “Próvidas Romanorum” de Benedicto XIV del 14 de Mayo de l751.”
• “Ecclesiam a Jesu-Christo” de Pio VII del 13 de Setiembre de l821”
• “Quo Graviora” de León XII del 13 de Mayo de l825”
• “Traditi Humilitati Nostrae” de Pio VIII del 21 de Mayo de l829.
• “Mirari Vos” de Gregorio XVI del 15 de Agosto de l832.
• “Qui Pluribus” de Pio IX del 9 de Noviembre de l846
• “Syllabus” de Pio IX del 9 de Noviembre de l846.
• “Multiplicer Inter” de Pio IX del 21 de Setiembre de l865
• “Apostolicae Sedis” de Pio IX del 12 de Octubre de l86
• “Etsi Multa” del Pio de 21 de Noviembre de l873.
• “Humanum Genus” de León XIII del 20 de Abril de l884, seguida de una instrucción pública del Santo Oficio “De Secta Massonum” del 7 de Mayo de 1884, “Proeclara” del 20 de Junio de l894, “Annum Igressi” del 18 de Marzo de l902, sin contar la declaración hecha oficialmente el l9 de Marzo de l950, a través de las columnas del Osservatore Romano, en el sentido de que las condenaciones a la Masonería se mantienen en toda su integridad.


Cabe mencionar que a través de las bulas del 30 de Enero de l816 del Papa Pío VII y las del 24 de Setiembre de l824 y 10 de Febrero de 1825 de León XII, la Iglesia condenaba a los Movimientos Libertadores de América, e indirectamente a la Masonería.
Los motivos que argumentaba la Iglesia católica para su condena a la masonería eran fundamentalmente: el carácter secreto de la organización, el juramento que garantizaba ese carácter oculto de sus actividades y los complots perturbadores que la masonería llevaba a cabo en contra de la Iglesia y los legítimos poderes civiles.


Las condiciones establecidas para proceder a la absolución de esta excomunión, consistían en el alejamiento y la separación de la masonería, reparación del escándalo del mejor modo posible, y cumplimiento de la penitencia impuesta.
Las consecuencias de la excomunión incluían, por ejemplo, la privación de la sepultura eclesiástica y de cualquier misa exequial, de ser padrinos de bautismo, de confirmación, de no ser admitidos en el noviciado, y el consejo —en este caso a las mujeres— de no contraer matrimonio con masones, así como la prohibición al párroco de asistir a las nupcias sin consultar con el Ordinario.


A partir de la celebración del Concilio Vaticano II, un incipiente diálogo entre masones y católicos hizo que la situación comenzara a cambiar. Algunos Episcopados (de Francia, Países Escandinavos, Inglaterra, Brasil o Estados Unidos) empezaron a revisar la actitud ante la masonería; por un lado, revisando desde la historia los motivos que llevaron a adoptar a la Iglesia su actitud condenatoria.


La Congregación para la Doctrina de la Fe retomó los estudios sobre la masonería y publicó tres documentos que supusieron una nueva interpretación del canon 2335. En ellos se explica que, durante un amplio examen de la situación, se había hallado una gran divergencia en las opiniones, según los países, pero se advertía sin embargo, que existían casos particulares, pero que continuaba la misma pena para aquellos católicos que diesen su nombre a asociaciones que realmente maquinasen contra la Iglesia. La novedad en esta carta residía en la admisión, por parte de la Iglesia católica, de que podían existir asociaciones masónicas que no conspiraban en ningún sentido contra la Iglesia católica ni contra la fe de sus miembros.
Las dudas no tardaron en plantearse: ¿cuál era el criterio para verificar si una asociación masónica conspiraba o no contra la Iglesia?; y ¿qué sentido y extensión debía darse a la expresión conspirar contra la Iglesia?


El clima generalizado de acercamiento entre las tesis de algunos católicos y masones fue roto por la declaración del 28 de abril de 1980 de la Conferencia Episcopal Alemana sobre la pertenencia de los católicos a la masonería. Como recoge Federico R. Aznar Gil en su publicación, la declaración explicaba que, durante los años 1974 y 1980, se habían mantenido numerosos coloquios oficiales entre católicos y masones; que por parte católica se habían examinado los rituales masónicos de los tres primeros grados; y que los obispos católicos habían llegado a la conclusión de que había oposiciones fundamentales e insuperables entre ambas partes:


"La masonería —decían los obispos alemanes— no ha cambiado en su esencia. La pertenencia a la misma cuestiona los fundamentos de la existencia cristiana" (…) Las principales razones alegadas para ello fueron las siguientes: la cosmología o visión del mundo de los masones no es unitaria, sino relativa, subjetiva, y no se puede armonizar con la fe cristiana; el concepto de verdad es, asimismo, relativista, negando la posibilidad de un conocimiento objetivo de la verdad, lo que no es compatible con el concepto católico; también el concepto de religión es relativista (…) y no coincide con la convicción fundamental del cristianismo, el concepto de Dios, simbolizado a través del "Gran Arquitecto del Universo" es de tipo deístico y no hay ningún conocimiento objetivo de Dios en el sentido del concepto personal del Dios del teísmo, lo cual mina los fundamentos de la concepción de Dios de los católicos (…)


El 17 de febrero de 1981, la Congregación para la Doctrina de la Fe publicaba una declaración en la que afirma de nuevo la excomunión para los católicos que den su nombre a la secta masónica y a otras asociaciones del mismo género, con lo cual, la actitud de la Iglesia permanece invariable, e invariable permanece aún en nuestros días.


CONCLUSIÓN


Luego de investigar en internet en las múltiples páginas que hablan acerca de las relaciones entre la Iglesia y la masonería, he encontrado que en la mayoría de casos se aborda el tema desde el punto de vista de la iglesia católica y dejan en claro una incompatibilidad entre el pensamiento masónico y el catolicismo; pero hay muy pocos sitios en los que se exprese la opinión de los masones acerca de la iglesia, y es que, desde mi punto de vista, la posición de la masonería es clara, la masonería abre sus puerta a todas las creencias religiosas y no intimida a sus miembros con expulsarlos por ejercer su derecho a la libertad de culto.
Pude decirse que en la masonería a causa de las persecuciones que ha sufrido durante los últimos siglos, han tenido lugar cambios en el sentido de una mayor apertura hacia los demás grupos sociales; pero en su mentalidad, en sus convicciones fundamentales y en sus trabajos en las logias, ha permanecido absolutamente idéntica.


Considero además que entre los varios motivos que desde hace mucho tiempo han causado preocupación e incomodidad en ciertos círculos eclesiásticos frente al avance de la masonería, está la influencia que han tenido muchos de los H.•.M.•. tanto en la política como en los negocios en los diferentes países y sociedades, pues es conocido que cuando los masones han tomado control de un gobierno, como en Francia en 1877 y en Portugal en 1910, han establecido leyes para restringir las actividades de la Iglesia.


En el Ecuador el Q.•. y R.•. H.•. Eloy Alfaro sufrió la férrea oposición y condena de la iglesia católica, puesto que esta ya no tenía incidencia en la educación pública y en la administración del Estado y, por que les fue confiscado algunos latifundios y bienes de uso público, con la justificación de cubrir gastos de defensa.


El Rector mayor de los Salesianos, Pascual Chávez, ha denunciado que "los nuevos padres de Europa son masones" y han puesto en marcha un "plan para descristianizar" el Viejo continente, que pasa por relegar la religión y construir una Europa laica y laicista. Chávez, ha dicho también que la Iglesia católica tiene que entender que en Europa es hoy una minoría creativa, en una sociedad que vive una situación cultural en la que el elemento religioso está en crisis.

BIBLIOGRAFÍA

http://www.hispanidad.info/masone.htm
http://masoneriaparatodos.blogspot.com/2007/04/iglesia-arremete-contra-masones.html
http://www.quintadimension.com/televicio/index.php?id=165



S.·.F.·.U.·.

Realizado por: Marcelo Barragán A.·.M.·.

Abril-2010

viernes, 26 de febrero de 2010


A.∙.L.∙.G.∙.D.∙.G.∙.A.∙.D.∙.U.∙.
LOGIA SIMBOLICA “NUEVO ORDEN Nº 41” ORIENTE DE MANTA

LAS HERRAMIENTAS DEL APRENDIZ

“Los más grandes logros del hombre no se encuentran en
la precisión de su ciencia,sino en la perfección de su arte.”
- David Viscott

1. INTRODUCCION

Toda obra requiere necesariamente de una herramienta. En la mayoría de los casos dicha herramienta es fácilmente reconocible, como la plomada que usa el albañil para confirmar la rectitud de una pared, el médico que usa el bisturí para realizar un corte quirúrgico o el músico que interpreta una pieza con su instrumento. En otros casos, la herramienta es más difícil de reconocer, como en los procesos de desarrollo de una idea o en la creación de una obra literaria; es ahí cuando la psicología viene en nuestra ayuda para explicar la forma en que funcionan los procesos sutiles del ser humano, esta ciencia afirma que “la herramienta preferida del pensamiento es el lenguaje”.
Queda claro entonces que existen herramientas físicas, visibles, y herramientas no físicas, como el lenguaje, la lógica, el análisis, la síntesis, la creatividad, etc.

Esta división está también presente en nuestros talleres donde existen herramientas físicas para el trabajo de cada grado, que se corresponden con herramientas simbólicas, o virtudes que deben ser desarrolladas por cada H:. en el transcurso de su carrera masónica, con el afán de poder otorgarse un día con justicia, el título de Francmasón.

2. DESARROLLO

Tres son las herramientas esenciales que utiliza el Aprendiz: el mazo, el cincel y la regla de veinticuatro pulgadas, herramientas que en el mundo profano, nuestros antepasados los masones operativos utilizaron para hacer de la piedra bruta una obra de arte, a golpe constante, a medida exacta, y con la precisión perfecta.
Es sabido que el Aprendiz Masón representa en sí mismo a la piedra bruta, pero a su vez es materia, obrero e instrumento, todo el proceso de desbastado y perfección debe suceder en sí mismo, producto del ejercicio y la práctica, de la voluntad y la constancia. Si a cada instante algo nos mejoramos, cumplimos con la Finalidad Masónica.
No está de más repasar la historia para comprender de dónde surgen las herramientas simbólicas y su alegoría.
La Edad Media fue la época de grandes construcciones de palacios, templos, abadías, iglesias, catedrales y en general, monumentales edificios. Las construcciones eran realizadas por expertos en la elaboración de la piedra que guardaban muy en secreto los conocimientos profesionales. Hacia fines de la Edad Media, con la decadencia del Feudalismo y la paulatina pérdida del poder de la Iglesia Católica y su división, y más adelante, ya en la Edad Moderna, con la decisión del Rey de Inglaterra de reconstruir Londres después del incendio de 1666 con ladrillos en vez de piedra, material que los Masones desconocían su aplicación y trabajo, las Logias Operativas comenzaron a perder su fuerza y poder y para financiarse y seguir usufructuando de “tráfico de influencia”, permitieron el ingreso a sus filas a personas que no tenían ningún conocimiento de la profesión de Masones o albañiles de la construcción. Estos miembros que no conocían y no trabajaban la piedra fueron denominados “Aceptados” y con ello se creó una nueva forma y estilo de Francmasonería: La Especulativa.
Hacia comienzos del siglo XVIII ya prácticamente no existían Logias Operativas. Las Logias eran Especulativas y las herramientas prácticas de trabajo ya se habían convertido en Herramientas Simbólicas.

Revisemos a continuación el simbolismo de cada herramienta del grado de Aprendiz.
EL MAZO o MARTILLO, que utiliza la fuerza de gravedad de nuestra naturaleza subconsciente, de nuestros instintos, hábitos y tendencias, es emblemático de la Voluntad, que constituye la primera condición de todo progreso, y es al mismo tiempo el medio indispensable para realizarlo. Pero debemos precavernos de los excesos a los que pudiera conducirnos el exagerado uso de la facultad volitiva, ya que esta fuerza puede llegar a ser destructiva si no se la aplica y dirige constructivamente por medio del discernimiento que se necesita para su manifestación más armónica.
EL CINCEL precisamente representa el propósito inteligente que debe dirigir la acción de la voluntad. Esa facultad que determina la línea de acción de nuestro potencial volitivo no es menos importante que esto, dado que de su justa aplicación, alumbrada por la Sabiduría que se manifiesta como discernimiento y visión ideal, dependen enteramente la cualidad y bondad del resultado.
Son el Mazo y el Cincel los instrumentos propiamente activos, ya que representan los esfuerzos que por medio de la Voluntad y la Inteligencia, necesitamos hacer para la realización efectiva de los Ideales Masónicos. Pero para que la acción combinada de ambos elementos sea realmente masónica, es decir, útil y benéfica para el propósito de la evolución individual y cósmica, tiene que ser constantemente comprobada y dirigida por la REGLA, que representa la Rectitud de nuestra visión y nuestros actos, la moderación, la templanza y la justa medida que guardan todas las cosas naturales. Las 24 PULGADAS simbolizan las 24 horas del día, donde en la práctica vivimos tres jornadas, que son el trabajo diario, la vida masónica y familiar y el descanso.

3. CONCLUSION

Cuando me asignaron este tema pensé que no era mucho lo que se podría desarrollar en torno a las herramientas del primer grado, pero como en todo, una vez que uno se mete de lleno en la tarea, empiezan a expandirse los horizontes y ampliarse las posibilidades. Muchos son los simbolismos y las enseñanzas que se pueden obtener en base a estos tres simples instrumentos que marcan el inicio de la carrera masónica y que comprometen el trabajo personal durante toda la vida, ya que un verdadero masón nunca deja de pulir su piedra bruta. Desde esa perspectiva, este trazado se queda corto.
Es por eso que para finalizar y como conclusión, me gustaría volver a la idea que encabeza esta plancha. Es evidente que vivimos en tiempos en que se ha creado casi un culto a la ciencia y tecnología, y que esta obsesión pone en gran riesgo la perfección del arte.

Vemos en la vida profana que los ideales se dirigen a la posesión de herramientas. Es irónico, por ejemplo, que con la excusa de “mejorar la comunicación” se busca la mejor tecnología: computadores, celulares, blackberrys, etc., que si bien otorgan mayores posibilidades (aunque en muchos casos se ven subutilizadas), también se convierten en factores de des-comunicación, no sólo por causar la ausencia y distracción durante las reuniones, sino también por la deformación del lenguaje con abreviaturas y contracciones que de a poco se van generalizando y aceptando como normales, prácticamente atentando contra el arte de la comunicación. Y más allá de formalismos, es evidente que en la misma proporción en que avanza en el mundo la tecnología de la comunicación, también avanzan los problemas de comunicación en las familias y la sociedad. Admitimos entonces que el problema no es de ciencia o de tecnología, sino del uso adecuado de las herramientas con las que se dispone y muy especialmente de la intencionalidad que ponemos en cada uno de nuestros actos, siendo el acto más sublime el estudio y la práctica del Arte, entendiendo a éste como cualquier actividad o producto realizado por el ser humano con una finalidad estética o comunicativa, a través del que se expresa ideas, emociones o en general, una visión del mundo.
Así, el Arte no depende de herramientas físicas o exteriores, sino de virtudes adquiridas y desarrolladas en el interior del ser humano, razón de ser del trabajo sobre la Piedra Bruta.

Nuestras herramientas simbólicas, a pesar de ser intangibles, no sólo pueden poseerse sino que tienen la particularidad de enriquecerse con la constancia y la práctica. Así como el albañil, el médico o el músico se adiestran y perfeccionan en el uso de sus herramientas, también el ser interior y el pensamiento pueden desarrollarse con el uso de las herramientas adecuadas. Lo primero es el deseo o voluntad de hacerlo, después viene la atención, la práctica y el disfrute. A medida que se domina la destreza, la fluidez y la efectividad con la que se utiliza la convierten en un disfrute. Pero como todo, es una elección. Si se está demasiado satisfecho con la actual forma de pensar y comportarse, lo más seguro es que ni siquiera se conciba la posibilidad de un mejora. También puede caerse en el exceso, ya se dijo que el lenguaje es la herramienta preferida del pensamiento y muchas veces esto salta a la vista, cuando vemos largos discursos que se quedan en palabra muerta, que no acompañan un trabajo serio, auto crítico y comprometido con uno mismo y con la sociedad.

El masón debe estar muy atento a esto, ya que no se puede caer en el error de confundir la herramienta con el trabajo. De nada serviría poseer y comprender las cualidades reales y simbólicas de una herramienta si no la usamos en la concreción de nuestra Obra. Al verdadero Artista le basta un trozo de carbón para plasmar una obra de arte, cosa que ni el más capacitado especialista podría realizar con todos los estudios y tecnología, si carece de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza que dirijan, sostengan y adornen su Obra. Estos son los pilares en que el masón debe sostenerse, es este el ideal que se busca alcanzar con el uso y no sólo con el conocimiento o la posesión de las herramientas.


S.·.F.·.U.·.


Gonzalo de la Fuente A.·.M.·. 25 de febrero de 2010 E.·.V.·.


4. BIBLIOGRAFIA

Francmasonería en preguntas y respuestas, Goldstein Touvia / Manual de Aprendiz, Aldo Lavagnini Las herramientas del pensamiento, Edward de Bono / Wikipedia / www.rey-saolmon.blogspot.com

viernes, 19 de febrero de 2010



A.∙.L.∙.G.∙.D.∙.G.∙.A.∙.D.∙.U.∙.
LOGIA SIMBOLICA “NUEVO ORDEN Nº 41” ORIENTE DE MANTA

EL TRONO DE SALOMON

1. INTRODUCCION

Es impresionante como a través de la historia se han reproducido acontecimientos y personajes transcendentales, haciendo una referencia al Rey Salomón descrito en la Biblia como el tercer y último rey de todo Israel, 40 años en el poder incluyendo el reino de Judá, célebre por su sabiduría, riqueza y poder, pues La Biblia lo considera el hombre más sabio que existió en la Tierra.
Heredó un inmenso imperio conquistado por su padre David que se extendía desde el Nilo en Egipto hasta el río Éufrates en Mesopotamia, Administró su reino a través de un sistema de 12 distritos, Poseyó un gran harén, el cual incluía a "la hija del faraón", Consagró su reinado a grandes proyectos de construcción, tales como El Palacio Real, Las murallas de Jerusalén, el Milo (un relleno de tierra hecho para ampliar Jerusalén), las ciudades reales de Meguido, Hazor, y Gezer, y por supuesto el Templo de Salomón que data del siglo X a.C. aproximadamente 960 a.C., una de sus obras más representativas la cual le llevo 7 años en concluirla, edificio largo y estrecho orientado de Este a Oeste en donde se manifiesta su aproximación de 27m de largo, 9m de ancho y 13.5m de altura (60x20x30 codos).
Sobre el mítico “Trono de Salomón” existen diversas descripciones y se cree que debió pasar por varias fases en su construcción. En lo que casi todas las narraciones coinciden es en el árbol de bronce con pájaros cantores, en los artificios mecánicos en forma de leones y grifos y en que poseía un sistema que conseguía elevar el trono, haciendo que tan pronto estuviera en el suelo como en el techo dejando perplejos a los visitantes.



2. DESARROLLO

En la Biblia, en el primer libro de Reyes, ya se describe el trono ubicado en el occidente para que desde el se viera salir el sol, en el segundo libro de Crónicas se describen más características, de aquí un fragmento:
“Hizo también el rey un gran trono de marfil, el cual cubrió de oro purísimo.
Seis gradas tenía el trono, y una tarima de oro, y dos brazos, uno por cada parte, junto a los cuales estaban colocados dos leones. Estaban también doce leones puestos allí sobre las seis gradas, de un lado y de otro; en ningún otro reino se había hecho trono semejante”.
Pero es en algunas leyendas árabes donde se dan más detalles de su estructura y concepción:
El trono del rey Salomón era el más maravilloso sobre el que soberano alguno se haya sentado jamás. Estaba hecho totalmente de marfil y cubierto de oro, incrustado de rubíes, záfiros, esmeraladas y otras piedras preciosas que lucían con los más brillantes, deslumbrantes y fascinantes matices de colores.
Seis escalones conducían al asiento; cada escalón tenía por objeto recordar al rey cada uno de los seis mandamientos especiales que los reyes de Israel estaban obligados a cumplir.
En ambos costados, sobre cada uno de los escalones, yacían o se erguían figuras de animales de oro puro. En el primero, un león frente a un buey; en el segundo, un lobo frente a un cordero; en el tercero, un tigre y un camello; en el cuarto, un águila dando frente a un pavo real; en el quinto, un gato y un gallo; en el sexto, un halcón y una paloma. Más arriba, sobre el trono mismo, una paloma de oro sostenía en su pico a un áureo halcón. Al costado, alzándose por encima del trono, una magnífica Menorá o candelabro, de oro puro, decorada con cubetas, borlillas, flores, capullos y pétalos áureos. De cada lado de la Menorá se elevaban siete brazos. En los brazos de un lado estaban grabados los nombres de los sietes padres del mundo: Adán, Noé, Sem, Abraham, Isaac y Jacov, con Job en el medio. En el otro, los nombres de los siete hombres más piadosos: Leví, Kehot y Amram, Moisés y Aarón, Eldad y Medad, y Hur en el medio.
A cada lado del trono había un sitial especial de oro para el Sumo Sacerdote y otro para el Segan o sacerdote que le seguía en jerarquía; rodeaban a éstos otros setenta sitiales de oro para los ancianos del Sanedrín o Supremo Tribunal de Jueces. Veinticuatro enredaderas de oro entretejían un inmenso dosel sobre el trono.
Cuando el Rey Salomon iniciaba el ascenso de las gradas, se ponía en movimiento un mecanismo especial. Tan pronto ponía el pie en el escalón, el buey y el león de oro extendían una de sus patas para sostener al soberano y ayudarle a subir al siguiente. Desde ambos costados los animales prestaban apoyo al rey hasta que éste quedaba confortablemente instalado en el trono. No bien tomaba ubicación en el sitial, un águila dorada traía la gran corona y la mantenía suspendida, apenas, sobre la cabeza del rey Salomón, para que no le pesara demasiado.
Luego, una áurea paloma volaba al Arca Sagrada y extraía un delgado rollo de la Torá que depositaba en el regazo del soberano, para que se cumpliera el mandamiento bíblico de que la ley estará siempre con el rey y le guiará en su reinado sobre Israel. El Sumo Sacerdote, el Segan y los Setenta ancianos subían para saludar al rey y se sentaban a oír los casos sometidos a juicio.
Todos los soberanos y los príncipes reinantes de entonces hablaban con admiración del trono del rey Salomón y acudían a su palacio para pasmarse ante sus maravillas y su belleza.

Muchos años después, se dice que cuando cierto faraón egipcio invadió la tierra de Judá, capturó este trono maravilloso, pero en el momento en que pretendió subir a él y apoyó el pie en el primer escalón, el león dorado le dio tal golpe en el muslo que cayó y quedo lisiado por el resto de su vida. Por eso pasó a la historia con el apodo de "El Cojo".
Más tarde, cuando Nabucodonosor destruyó el Templo y subsecuentemente también conquistó el Egipto, se llevo consigo el trono a Babilonia. Más, en cuanto trató de subir las gradas, el león lo arrojo y Nabucodonosor no volvió a aventurarse a intentarlo.
Luego, el rey Darío de Persia conquistó Babilonia y se llevó el trono a Media.
Cuando Ajashverosh, a su vez, trató de subir al trono, también recibió un golpe en las piernas y cayó. Ajashverosh no repitió la prueba. En lugar de ello hizo traer de Egipto a afamados maestros de la mecánica, y se les ordenó construirle un trono similar al del rey Salomón.

3. CONCLUSION

En todos los reinos de cada rincón en el mundo, y en cada época se ha manifestado la jerarquía por medio de un trono para realizar la coronación, manifestar la grandeza y superioridad, pero nada se compara al trono del Rey Salomón, como es posible que en esa época se hayan logrado estas maravillas de la de la arquitectura, la ingeniería y mecánica, bebió ser tanta la riqueza y poder, porque las construcciones demuestran y miden el progreso, está confirmado su elaborado plan de construcción (algunas de cuyas muestras se han descubierto en investigaciones arqueológicas en Meggido, Israel, realizadas entre 1925 y 1939, e incluso después de la II Guerra Mundial), han demostrado que los costes que tuvo que pagar en términos económicos y humanos fueron muy altos. el libro sagrado lo aprueba, la historia misma ha demostrado que esto es posible y mucho mas a través de sus monumentales obras en diferentes partes del mundo y que todavía siguen en pie.
Nuestro templo masónico tiene muchas de las características del templo de Salomón dentro de su concepción esquemática, el trono pone en manifiesto la relación del simbolismo, entonces mi conclusión es que no es tanto lo magnifico que pueda tener un trono a la decoración sino quien lo acompaña, y es que cuando Dios pregunta a Salomón, ¿qué quieres que te dé?, el solamente pide sabiduría para gobernar.
“No es el templo que alberga el trono, sino el trono alberga al templo, porque en él esta su sabio poder”


S.·.F.·.U.·.


Bernardo Arteaga Cevallos A.·.M.·. 18 de Febrero del 2010 E.·.V.·.

4. BIBLIOGRAFIA

- La Biblia (libro de Crónicas y Reyes)
- Trinosophia alpha omega
- Página de Internet